La española Gnanomat diseña desde Madrid, con una nueva patente propia, materiales surgidos de la unión de grafeno con nanopartículas metálicas en procesos que puedan elevarse a escala industrial
Hace ya más de un lustro que comenzara a extenderse un nombre en los mentideros de la industria tecnológica, la industria y la ciencia en general: el grafeno. Este elemento, icono de los materiales bidimensionales por excelencia, era una promesa perfecta, un cheque en blanco para conseguir baterías con autonomía casi ilimitada, materiales más resistentes, con más conductividad eléctrica y un sinfín de propiedades más. Ahora, ese momento de hype ya ha pasado, dejando al descubierto los actores y casos de uso que verdaderamente pueden sacar provecho de un material que, pese a todo, sigue siendo una alternativa de lo más interesante para el futuro de la electrónica, entre otras áreas de actividad.
Precisamente uno de esos agentes que han demostrado superar con creces las vacías expectativas con un producto sólido y viable es Gnanomat, una startup impulsada por el Parque Científico de Madrid y con la que empezamos en INNOVADORES una nueva serie de artículos mensuales repasando la innovación surgida en estos espacios de transferencia de conocimiento en toda España. «De las incertidumbres iniciales que había en torno al grafeno hace tres años hemos ido pasando a situaciones mucho más ciertas. Ahora se sabe que no es un material para todo, pero sí que tiene una serie de aplicaciones muy útiles«, explica su CEO, Roberto Clemente.
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